Por Matias Fernandez Carro




Muchas veces nos hemos visto en situaciones que realmente dan pena durante nuestras jornadas de pesca. Basura, redes, líneas de fondo, aguas servidas, campos destrozados hacen que uno no deje de pensar en; ¿Quien tiene la culpa?, El gobierno, la sociedad o la cultura actual en la que estamos sumergidos.
Estamos desorganizados, las inversiones no tienen un reflejo o realmente no existen ni van a existir jamás. Es necesario que la autoridad competente o que la que sea la responsable de que nuestro rio este bien cuidado, se ponga la camiseta y salga a la cancha.



Suele pasar que uno compra un permiso de pesca, el cual esta dirigido a obras y/o acciones de protección ambiental, invierte tanto en equipamiento como hotelería, gastronomía, indumentaria y traslado, cuida el Rio, intenta enseñar a que los demás lo hagan de la mejor manera, y cuando llegamos a hacer lo que realmente nos gusta, ya sea pescar, esparcirse o compartir con amigos, se encuentra que el lugar está contaminado, desbastado, o abnegado al acceso totalmente. Ve gente que no cuida el lugar ya sea rompiendo, o ensuciando, personas que no cumplen las leyes, poniendo trampas, pescando en modalidades no establecidas, haciendo grandes matanzas por razones ocasionales de gusto, compromiso con los familiares, venta ilegal o en el menor de los casos consumo propio por cuestiones de supervivencia (que son las menos).

Sin menospreciar diferentes modalidades de pesca, la Pesca con Mosca, ha generado una concientización en los pescadores a nivel Internacional desde ya hacen varios años. Recordemos que en los años 80`y principios de los 90` las reglamentaciones de pesca y devolución o el cuidado del medio ambiente no eran muy promocionados debido a que no existían medios masivos de comunicación. Actualmente los esfuerzos de casi todas las personas que concurrimos al rio han centrado esfuerzos en que se cuide el recurso. “Los años pasan y nos vamos poniendo viejos” fue una frase que me hizo ver la realidad. Hace muchos años atrás, el rio era un lugar lleno de vida; peces vitales y en grandes cantidades, zorros, peludos, pájaros y animales de toda índole hacían compañía nuestra jornada, hasta algún ciervo o liebre se podía ver mientras alguien pescaba. Ahora uno va a pescar y con suerte pesca, con suerte ve algún animal, con suerte ve el lugar como si fuera virgen, como si los años hubiesen actuado sobre el ecosistema, pero que en realidad, fue solo por la acción del Hombre su añejamiento.

Hay autoridades gubernamentales y motivos de unas pocas personas que hacen que las leyes que están escritas para ser cumplidas no se lleven a cavo ya sea por vagancia, ineptitud, o cuestiones monetarias que frenan el desarrollo normal del desempeño de las funciones correspondientes. Es necesario que los esfuerzos se centren en temas de prevención y acciones directas en el cuidado de los ríos, ya sea, indirectamente mediante la educación desde la etapa escolar infantil, campañas publicitarias, cursos, charlas o acciones directas como controles de fauna más estrictos con la capacidad de poder poner un límite efectivo y visible a los transgresores de las leyes, que son nada más y nada menos quienes nos están dañando a todos indirectamente.

La culpa, suele ser una pelota de tenis, va de un lado al otro dentro de la cancha, y en algún momento sale de la misma y nadie sabe donde esta…. Es irónico esto, pero suele pasar siempre. Muchas veces nos motivamos por intentar ser grandes ambientalistas, cuidar lo nuestro, pero solos no basta. Hay situaciones que si bien uno puede interceder, hay otras que pone en juego su vida o la de los que lo acompañan, sea enfrentando a furtivos o intentando hacer rescates de animales que tienen un alto margen de inefectividad.

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