Después de muerto

Siempre me gusto escribir pero nunca pensé que esta obsesión me perseguiría después de muerto.

Me están arrastrando al paraíso en una urna, en forma de cenizas. Al fin puedo saber que no hay grandes puertas, ni un minucioso y acusador San Pedro. Borges imaginó una biblioteca, mi amiga Valentina una frutería, yo esto.

Pienso en los crédulos que terminaron bajo la tierra, oprimidos por esa masa de materia orgánica, condenados a la eternidad dentro de un suntuoso cajón. Y yo por todos lados, viviendo mi muerte donde me hubiera encantado vivir mi vida. Sintiendo el arroyo frío que cae lentamente, casi imperceptible, del deshielo de la montaña. Aspirando la abundancia de oxígeno que no necesito pero que me provee el tupido bosque, repleto de altos pinos. Y en las truchas con las que tan empecinadamente luché para ahora unirme a su nado, a la luz de los astros reflejados en la superficie del lago, mientras la Arco Iris salta para acabar con el celestial espejo. Penetrar así hasta la profundidad, donde los rayos del sol se ahogan a mitad del camino, y la oscuridad es total.

Mi padre me deja volar en cenizas y llora. Después toma su caña, e intenta arrojar su mosca con la destreza que lo caracteriza. Siempre resulto un poco impaciente. Dicen que los perros pueden oler el miedo, yo estoy convencido que las truchas perciben la desesperación. El impaciente nunca espera lo suficiente en el agua, nunca arroja la mosca en el momento indicado, ni en el lugar preciso. El desesperado siempre pesca menos que el hombre paciente. Esta vez mi padre estaba sereno como el agua donde pescaba. El lago parecía infinito pero más infinito era su dolor. No parecía algo natural que su hijo muriera antes que él, y la naturaleza que lo rodeaba no le otorgaba la explicación que necesitaba.

Sin embargo, cumplía el deseo de su hijo y pescaba en el lago, donde acababa de arrojar las cenizas. El lugar era perfecto, la mosca realizaba un recorrido impecable de un lado al otro, danzando como un insecto, como un verdadero insecto. Para caer como una libélula que sutilmente se apoya en el agua. Una y otra vez repite los movimientos de su caña, mientras el dolor destruye su temple.

Me uno a los peces que emigraron volando en aviones desde la vieja Europa, mientras mis ancestros lo hacían en barcos sobre desconocidas aguas, al mismo destino, en los mismos años y así siento reunirme con mis raíces, en el fin de mi vida. Me encuentro con lo que fue mi sangre, antes que fuera mi sangre, que ahora ya no lo es. Vuelo, nado y corro con el viento. Lejos ya del dinero que gobierna el mundo que creía iba a abandonar.

Entonces mi padre engancha una trucha que ágilmente salta y nada, y vuelve a saltar con ímpetu. Haciendo correr la línea que suena como el zumbido de una abeja, el pez se mueve con destreza bajo el agua. Lo siento todo: la violencia de la Arco Iris, el lago que se impacienta, la caña que se quiebra hasta apuntar la tierra, el reel que susurra y la adrenalina en mi papá. El arroyo choca contra sus piernas y él no se da por vencido, el pez tampoco. Luchan en una batalla que parece interminable, es la más pacífica y reconciliadora de todas las batallas. El pez lentamente empieza a ceder terreno, el reel perezosamente empieza a llenarse. Mi papá llama la trucha adentrando su brazo en el agua y la Arco Iris nada a su mano, no intenta seguir luchando, rogando un paréntesis al combate. Él la toma con cuidado y besa su cabeza como solía hacerlo conmigo cuando me dejaba en el colegio. Mira el cielo, siente mi presencia, y, mientras libera el pez, por primera vez sonríe. Me encuentra en la inmensidad y llora como un niño que se reúne con sus padres después de perderse por unas horas.

Cada año lo veo regresar, pesca todo el día. Yo sonrió junto a él, en el arroyo, en el pino, en la trucha, los juncos, las piedras, y el profundo lago. La mosca vuela a mi lado, persigo su recorrido. Mi papá pesca una trucha, la besa, se encuentra conmigo, y ríe y llora como un loco que perdió a su hijo.


Martín Lanzarini

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
una historia muy conmovedora y llena de sentimientos.
La verdad me hzo emocionar.

Saludos a todo el grupo y muy bueno el blog.

sigan adelante.

Gustavo.
Barjouth ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Barjouth ha dicho que…
Una historia bastante buena y con mucho significado. Hace reflexionar en como la muerte puede ser vista desde una óptica totalmente diferente.

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